Sin categoría

El envejecimiento de la población chilena y su impacto económico: un desafío inminente

Chile enfrenta un panorama demográfico que amenaza con transformar profundamente su economía en las próximas décadas. Según un análisis de la consultora McKinsey, la población chilena alcanzará su punto máximo en 2041, y después de esa fecha comenzará a disminuir, lo que es consistente con la tendencia global en países de la “segunda ola” del envejecimiento, como los de América Latina y el Caribe. Este fenómeno, que involucra tanto la reducción de la fertilidad como el aumento de la longevidad, se traducirá en una estructura poblacional más envejecida, con serias repercusiones para el crecimiento económico.

El envejecimiento acelerado de la población se refleja en la baja tasa de fertilidad de Chile (1,2 hijos por mujer), que está por debajo del promedio regional de América Latina, y una relación de apoyo de 5 trabajadores por cada mayor de 65 años, comparado con los 7,1 del promedio regional. Según el informe de McKinsey, en solo nueve años, Chile alcanzará un nivel de envejecimiento similar al de las economías avanzadas y China, donde el porcentaje de población en edad de trabajar ya ha comenzado a descender, pasando del 69% en 2019 a un nivel decreciente. En cambio, en el resto de América Latina, el pico de población en edad de trabajar llegará recién en 2030.

Este envejecimiento acelerado generará una serie de desafíos. En primer lugar, se proyecta que el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de Chile podría caer un 0,2% anual debido a la disminución de la población activa. En el caso de los países más desarrollados, el impacto sería aún mayor, con una reducción de hasta 0,8 puntos porcentuales por año, a menos que se implementen cambios significativos en la productividad o en las horas de trabajo. En términos de finanzas públicas, el envejecimiento traerá consigo un aumento en el gasto en pensiones y salud, lo que se perfila como uno de los mayores desafíos fiscales a futuro.

Por otro lado, el envejecimiento también tiene implicancias para el mercado laboral. A medida que los trabajadores mayores se retiren, Chile deberá hacer frente a una reducción en su fuerza laboral. Los especialistas coinciden en que una de las principales estrategias para mitigar este impacto es la inversión en educación, tecnología y capacitación laboral. Según Benjamín Villena, investigador del Instituto de Políticas Económicas de la Unab, “si cada persona que trabaja produce más, es posible compensar la disminución en el número total de trabajadores”. También destaca la importancia de fomentar la automatización y mejorar las habilidades de la fuerza laboral.

El análisis de McKinsey también señala que la productividad de Chile es baja en comparación con las economías avanzadas, con una diferencia en el producto por hora trabajada (US$ 31 en Chile frente a US$ 60 en países desarrollados). Además, hay margen para mejorar la participación laboral femenina, que actualmente alcanza un 68% en Chile frente al 74% de las economías avanzadas.

La respuesta del gobierno ante este desafío ha sido criticada por expertos. Valentina Jorquera, coordinadora del Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo, advierte que en Chile aún se está respondiendo de manera reactiva al envejecimiento de la población, en lugar de adoptar una estrategia consolidada a largo plazo. Señala que es crucial que se fomente un envejecimiento saludable, no solo en términos de salud, sino también en la educación, participación y bienestar a lo largo de toda la vida. Además, subraya que la cultura chilena no ha reconocido adecuadamente el envejecimiento, lo que limita las oportunidades de inclusión de los mayores en la sociedad.

Ante este panorama, los especialistas sugieren que se debe apostar por políticas públicas que permitan a las personas trabajar más allá de los 65 años, pero en condiciones más flexibles y adaptadas a sus necesidades. En ese sentido, Gabriel Cestau, director ejecutivo del Observatorio Perspectivas, argumenta que la clave está en crear incentivos para que los mayores puedan seguir trabajando de forma flexible, mediante modelos híbridos, asesorías o mentorías.

El envejecimiento de la población chilena es un desafío crucial que requiere respuestas integrales. Si bien hay obstáculos importantes en el camino, también existen oportunidades para mejorar la productividad, adaptar la educación y promover políticas inclusivas para mitigar los efectos económicos y sociales del envejecimiento. (Información proporcionada por el Mercurio)

Agregar un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *