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Mujer más longeva del mundo cumplió 117 años; superó el covid y estudian su genética

Maria Branyas, la superanciana que está considerada como la persona más longeva del mundo, cumplió este lunes 4 de marzo 117 años de edad en la residencia de ancianos de la provincia de Girona (España) donde vive. Branyas, nacida en San Francisco (Estados Unidos) el 4 de marzo de 1907, regresó a Cataluña con su familia de pequeña, en 1915, y aunque desde hace años ya no atiende a medios de comunicación, su familia lanza mensajes a través de un perfil de la red X. “Buenos días, mundo. Hoy cumplo 117 años. He llegado hasta aquí”, se congratuló su perfil de X.

El mensaje viene acompañado de una cita del misionero Pere Casaldàliga: “La vejez es una especie de sacramento. Pierdes oído, pero sientes más, porque escuchas la vida, no los ruidos… Ante la luz de la muerte, la vida adquiere un peso específico, más definitivo”.

Branyas recibió felicitaciones públicas, entre ellas del presidente del gobierno regional de Cataluña, Pere Aragonès, a través de X, quien destacó: “Es un privilegio tenerla con nosotros”. Desde su nacimiento en 1907, la anciana ha vivido dos pandemias (gripe española y covid), la Guerra Civil española (1936-1939) la posguerra y la dictadura franquista (1939-1975). Desde los 92 años vive en la residencia de la localidad gerundense de Olot y ha batido uno a uno todos los récords: desde 2023, es la persona más longeva en vida del mundo.

Presenta problemas de movilidad -se moviliza en silla de ruedas- y auditivos, pero no ha sufrido enfermedades graves -hasta superó la covid-, lo que le convierte en un caso digno de estudio.

Por ello, el investigador Manel Esteller, eminencia en el campo de la genética y director del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, recogió hace unos meses muestras de la superanciana para estudiar por qué su genoma es tan resiliente ante las enfermedades.

Su caso excepcional puede servir a los científicos para entender mejor los mecanismos de envejecimiento del cuerpo, que están asociados a enfermedades como el cáncer o la demencia, para que este conocimiento pueda utilizarse en futuros fármacos. (Fuente: El Mercurio de Santiago)

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