Hábitos esenciales para mantener el cerebro joven a los 70 años
Un estudio del Instituto Karolinska de Suecia destaca la importancia de la salud vascular para preservar un cerebro joven. La actividad física, una dieta equilibrada y el control de factores de riesgo son fundamentales para evitar el envejecimiento cerebral y el deterioro cognitivo.
La relación entre la salud vascular y el cerebro
Con más de 50 millones de personas afectadas por demencia en el mundo, la salud cerebral se ha convertido en una prioridad global. Un reciente estudio del Instituto Karolinska y la Universidad de Gotemburgo en Suecia revela que mantener los vasos sanguíneos en buen estado podría ser clave para conservar un cerebro saludable a los 70 años.
La investigación analizó a 739 personas de 70 años sin deterioro cognitivo, utilizando inteligencia artificial para estimar la edad cerebral a partir de resonancias magnéticas. Los resultados fueron claros: hábitos como la práctica de ejercicio físico, una alimentación equilibrada, evitar el tabaco y controlar los niveles de glucosa contribuyen a mantener un cerebro joven.
La neurobíologa Anna Marseglia, del Instituto Karolinska, destacó que “los factores que afectan negativamente los vasos sanguíneos están relacionados con cerebros de aspecto envejecido”. Además, se encontró que la actividad física puede mitigar los efectos negativos de la obesidad en el envejecimiento cerebral.
12 hábitos clave para una salud cerebral óptima
Adoptar un estilo de vida saludable puede prevenir hasta el 90 % de los accidentes cerebrovasculares y reducir significativamente el riesgo de demencia. Entre las principales recomendaciones se incluyen:
Seguir una dieta saludable: Optar por la dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, pescado, aceite de oliva y frutos secos, reduciendo el consumo de sal y alcohol.
Mantenerse hidratado: Beber entre 2 y 2.5 litros de agua al día.
Realizar ejercicio regularmente: Practicar al menos 150 minutos semanales de actividad aeróbica y entrenamiento de fuerza.
Estimular la mente: Participar en actividades sociales y fomentar el aprendizaje constante.
Cuidar la higiene del sueño: Mantener horarios regulares y un entorno propicio para el descanso.
Proteger la audición: Realizar controles regulares y utilizar audífonos si es necesario.
Evitar el tabaco: El consumo de cigarrillos aumenta el riesgo de daño cerebral y demencia.
Manejar el estrés: Implementar técnicas como meditación, yoga o mindfulness.
Regular el uso de tecnología: Disminuir el tiempo de pantalla para mejorar la calidad del sueño.
Prevenir traumatismos: Usar casco y cinturón de seguridad en actividades de riesgo.
Fomentar la interacción social: Combatir el aislamiento para preservar la reserva cognitiva.
Controlar factores de riesgo cardiovascular: Mantener en niveles saludables la presión arterial, colesterol y peso.
Un futuro prometedor
El estudio también sugiere que los cerebros más jóvenes tienen menor riesgo de desarrollar enfermedades como el Alzheimer. En 2025, se llevará a cabo una nueva investigación para analizar el impacto de los factores sociales, el sueño y el estrés en la resiliencia cerebral, con un enfoque especial en la salud de las mujeres.
Cuidar el cerebro va más allá de la prevención de enfermedades; es una inversión en un envejecimiento activo y saludable. Incorporar estos hábitos no solo protege la mente, sino que también favorece la salud cardiovascular y mejora la calidad de vida a largo plazo.