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¿Qué se busca con una nueva Constitución?

Por Gonzalo Cruzat Bizama.- Aún parece más que sorprendente el acuerdo político alcanzado por la oposición y el Gobierno, para llevar a cabo un proceso constituyente, a fin de dotar al país de una nueva Constitución Política para la República de Chile.  Pero más sorprendente aún es que se haya  establecido  que tal proceso se inicie en medio de la  peor crisis social, económica y política que ha tenido el país en los últimos cien años. Además, de una fuerte  y notoria división que se da en el ámbito de la política y de algunas  odiosidades en  ciertos sectores de la población.

Pero, sin duda, la situación que impone la pandemia del coronavirus, que en forma permanente amenaza con quitarles la vida a las personas, es lo peor. Así, en este estado de cosas, se estableció que el próximo 25 de octubre se llevará a cabo  la votación  para aprobar o rechazar el proceso constituyente, en cuyo acto  masivo podrán pronunciarse los 14 millones de electores inscritos en  el padrón electoral, en el cual figuran también los adultos mayores,  quienes en las elecciones que se han realizado en los últimos años, han conformado una fuerza electoral importante.

 La duda está en si los adultos mayores  estarán dispuestos  a salir de su encierro y probablemente exponer su vida, por algo que para ellos pareciera no ser tan vital, porque  una nueva Constitución  va a favorecer o perjudicar a generaciones futuras, lo que permite vislumbrar  la posibilidad de un resultado negativo en la elección,  dado  que la promesa de los parlamentarios, cuando decidieron terminar con el voto obligatorio, fue la de “encantar a los electores” del país, pero hasta ahora les ha fallado la magia.

¿QUÉ SE BUSCA CON UNA NUEVA CONSTITUCIÓN?

De acuerdo a planteamientos de destacados constitucionalistas, el proceso constitucional no va a resolver los problemas, porque  con estos procesos lo que se busca  es establecer la organización  de los Estados (separación de poderes, la fiscalización, la relación  de los particulares con el Estado, entre otras) .Pero hasta ahora  nada se dice sobre  qué Estado se quiere tener, lo que es muy importante, pero su discusión no está en la agenda pública. Pareciera que algún sector quisiera un Estado estatista, pero los expertos estiman que  una nueva Constitución  no va a reemplazar  las leyes específicas  que están operando y rigen a cada servicio público del país y como se implementan las políticas públicas, todo lo cual se puede cambiar o  modificar con la  actual Constitución vigente.

Tal vez el problema de la actual Constitución sea su origen,  puesto que fue creada, dictada y ratificada  en plena dictadura  del gobierno  de las Fuerzas Armadas.  Y sólo con 54 modificaciones, establecidas en la postrimerías de la dictadura, se pudo volver  a un estado “democrático”, con el restablecimiento del  Congreso Nacional.  En tales condiciones, no han sido pocos los parlamentarios que desde entonces han señalado que “a nosotros nos pagan sólo para que haya democracia”.

 Sin embargo, con el correr del tiempo y los numerosos cambios constitucionales, el Parlamento ha logrado recuperar su funcionamiento como un Poder democrático y regido por su ley orgánica constitucional.

A pesar de lo ocurrido, el país ha funcionado  y tenido avances y crecimiento importante  en los últimos 30 años y a contar del año 2005 cuenta con una Constitución  profundamente modificada por el Congreso Nacional.

Sin embargo, todo eso no ha logrado que una parte importante de la población chilena cambie su posición de rechazo a la actual Carta Fundamental y el país esté dividido, lo que, sin duda, justificaría la dictación de una nueva Constitución y que sea ratificada por una amplia aprobación ciudadana.  

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