Longevidad

Adultos mayores activos: estudiar y emprender luego de los sesenta 

Por María Luisa Gallardo.- Con nuevas herramientas, programas de apoyo y una mirada distinta hacia el envejecimiento, personas sobre los 60 están descubriendo segundas vocaciones que les permiten volver a empezar, luego de jubilarse.

Jubilar no significa detenerse, sino cambiar de rumbo, a diferencia de generaciones pasadas, hoy la vejez se vive con una energía distinta: el deseo de seguir aprendiendo, emprender o contribuir a la comunidad, esto impulsa a miles de adultos mayores a reinventarse.

Según los primeros resultados del Censo 2024, el 14% de la población chilena tiene 65 años o más, cifra que podría llegar al 25% en 2050, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). El país envejece, pero lo hace de manera activa y con ello, surgen nuevas formas de entender la jubilación como un inicio y no un cierre.

El auge del emprendimiento senior

Uno de los caminos más frecuentes para quienes buscan nuevas oportunidades tras jubilar es el emprendimiento. La Fundación Luksic elaboró en 2025 una“Radiografía del emprendimiento senior” revelando que: las personas mayores de la tercera y cuarta edad representan uno de los grupos  activos en la creación de negocios en Chile.

Iniciativas como el programa “Potenciando la Experiencia”, impulsado por la misma fundación, entregan apoyo económico y asesoría a mayores que desean iniciar o fortalecer sus proyectos. Desde talleres de costura y repostería hasta huertos urbanos y servicios de cuidado, estas experiencias demuestran que la creatividad y el trabajo no tienen fecha de vencimiento.

Volver a estudiar después de los 60

La formación continua también se ha transformado en un espacio clave para quienes buscan una segunda vocación. La Universidad Católica de Chile, por ejemplo, lidera la Universidad Abierta a Personas Mayores(UAPM), que ofrece cursos gratuitos y online.

Asimismo, la Universidad Autónoma de Chile desarrolla la Escuela Universitaria para Adultos Mayores, donde más de 130 personas se capacitan cada año en emprendimiento, vida sana y alfabetización digital.

Estos programas reflejan un cambio cultural profundo: aprender no es solo para jóvenes. La educación se vuelve una herramienta para fortalecer la autoestima, ampliar redes y mantener la mente activa.

El Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA) también ha impulsado, junto al Ministerio de Educación, el programa Aprende Mayor, destinado a quienes desean terminar su educación básica o media, con apoyo de tutores y clases adaptadas. Según SENAMA, cada año más de mil personas mayores se inscriben para completar sus estudios interrumpidos décadas atrás.

Nuevos caminos

Las segundas vocaciones no siempre están ligadas al trabajo formal. Muchos adultos mayores encuentran en esta etapa la oportunidad de explorar intereses postergados: arte, jardinería, escritura, voluntariado o incluso el uso de redes sociales para compartir conocimiento o humor cotidiano.

Estas experiencias reflejan una tendencia que se extiende: la jubilación ya no se entiende como retiro, sino como reinvención. El trabajo, el estudio y la participación social se convierten en formas de bienestar emocional, autonomía y pertenencia.

El desafío, está en acompañar esta transformación cultural. Muchas personas mayores siguen enfrentando prejuicios etarios y barreras de acceso a oportunidades educativas y laborales.

Superar esa brecha implica reconocer que la vejez no es sinónimo de dependencia, sino de experiencia. Promover programas de aprendizaje, voluntariado y emprendimiento adaptados a esta etapa de la vida es clave para construir una sociedad que valore todas las edades.

Un comienzo, no un final

Reinventarse después de los 60 no es un acto excepcional, sino una decisión valiente y cada vez más común, sea retomado estudios, abriendo un pequeño negocio, aprendiendo una nueva habilidad o participando en proyectos sociales, los adultos mayores están demostrando que el paso del tiempo no detiene la pasión por aprender, crear y aportar.

En Chile, las segundas vocaciones no sólo están cambiando vidas individuales, sino también la forma en que el país entiende la vejez: como una etapa de plenitud, propósito y nuevas oportunidades.

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