Los beneficios de tener una mascota en la tercera edad: Salud, compañía y bienestar emocional
Varios estudios han demostrado que tener una mascota puede tener un impacto positivo en la salud y el bienestar de las personas mayores, proporcionando beneficios tanto físicos como emocionales. El cariño y la compañía de un animal se convierten en una de las mejores terapias para contrarrestar los efectos negativos del envejecimiento, como la soledad, las enfermedades relacionadas con la edad, el sedentarismo y la depresión.
Beneficios físicos y emocionales
El contacto físico con una mascota, ya sea acariciarla, abrazarla o simplemente convivir con ella, puede reducir la ansiedad, el estrés, la depresión y la sensación de soledad, ayudando a mejorar la calidad de vida de los mayores. Además, diversos estudios han encontrado que las mascotas pueden disminuir la frecuencia cardíaca, aliviar tensiones, reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, mejorar la presión arterial y hasta disminuir el colesterol.
Otro beneficio significativo es el aumento de la autoestima y la mejora en la sociabilidad de las personas mayores. La responsabilidad de cuidar de un animal les permite sentirse útiles, lo que tiene un impacto muy positivo en su salud mental y emocional. Las mascotas también pueden ser un factor clave para reducir la dependencia de medicamentos, y ayudar en la mejora del apetito y el sueño, combatiendo problemas como el insomnio.
Estimulación cognitiva y socialización
Además de los beneficios emocionales, tener una mascota también estimula la mente. Los movimientos, juegos y afecto de los animales capturan la atención de las personas mayores, activando sus sentidos (vista, olfato, oído y tacto). Esto puede contribuir a la mejora de la memoria y a la estimulación cognitiva general.
Los perros, en particular, tienen un rol destacado en incentivar el envejecimiento activo. Los paseos diarios, incluso en invierno, promueven el ejercicio físico y la interacción social durante las caminatas. Asimismo, los animales, especialmente los perros, pueden motivar a los mayores a establecer nuevas relaciones al generar oportunidades de contacto con otras personas durante los paseos.
Terapias adicionales y reducción de la medicación
En el ámbito terapéutico, el simple acto de acariciar o abrazar a una mascota puede reducir síntomas de ansiedad, estrés, dolor muscular y articular. En el caso de los gatos, su ronroneo ha demostrado tener efectos calmantes y beneficios en la salud ósea, además de estimular la curación de los tejidos. Estos animales también ayudan a reducir la tensión arterial y mejorar el bienestar general.
Elección de la mascota adecuada
Sin embargo, elegir la mascota adecuada para una persona mayor es crucial. Es importante considerar factores como la fuerza física necesaria para cuidar de la mascota, los costes de mantenimiento y las preferencias personales del mayor. Por ejemplo, un perro de gran tamaño puede requerir un esfuerzo físico mayor durante los paseos, mientras que un gato, por su independencia, puede ser más adecuado para quienes tienen limitaciones de movilidad.
Las mascotas también pueden ser una herramienta terapéutica adicional, especialmente para personas con autismo o discapacidades físicas o sensoriales. Los perros de asistencia, entrenados para ayudar a personas con diversas limitaciones, son un ejemplo de cómo los animales pueden brindar apoyo emocional y práctico en la vida diaria. Estos perros pueden ser entrenados para asistir en tareas como abrir puertas, alertar de sonidos importantes, o incluso asistir durante emergencias médicas, como crisis epilépticas o caídas.
Los perros como compañeros ideales
Para muchas personas mayores, los perros son una opción recomendada por su capacidad para fomentar la actividad física, la interacción social y el bienestar emocional. Sin embargo, es fundamental seleccionar razas que sean adecuadas para personas mayores, en términos de tamaño, energía y necesidades de cuidado. Algunas de las razas más recomendadas incluyen el Carlino, el Golden Retriever, el Caniche, el Labrador y el Yorkshire Terrier. Los perros de razas pequeñas y medianas que son tranquilos, obedientes y fáciles de cuidar son generalmente los más apropiados para los adultos mayores.
Además, la opción de adoptar un perro adulto que ya esté educado y sea más tranquilo que un cachorro puede ser una excelente alternativa para evitar las demandas de un animal joven.
El futuro de las mascotas de asistencia
Los perros de asistencia entrenados específicamente para ayudar a personas con discapacidad son cada vez más populares. Estos animales no solo proporcionan compañía, sino que desempeñan un papel crucial en la vida diaria de las personas que enfrentan limitaciones físicas o sensoriales. Aunque el proceso de solicitud y adiestramiento de estos perros puede ser largo, los beneficios que ofrecen son significativos, mejorando la calidad de vida de quienes los reciben.
En resumen, tener una mascota en la tercera edad ofrece una variedad de beneficios que van más allá de la compañía. Desde la mejora de la salud física y mental hasta la estimulación cognitiva y la socialización, los animales son aliados poderosos para mejorar el bienestar general de los mayores. No obstante, es esencial considerar cuidadosamente las necesidades y limitaciones individuales antes de tomar la decisión de adoptar una mascota, siempre con la guía de profesionales para asegurar la mejor elección. (Información proporcionada por Cuideo y Fundacionfass)